Málaga, en la costa sur de España, disfruta de un clima mediterráneo, caracterizado por inviernos suaves y veranos calurosos. Las temperaturas veraniegas superan fácilmente los 30°C, lo que hace que los residentes disfruten mucho de sus piscinas, pero también puede traer problemas de mantenimiento. Durante los meses más cálidos, la evaporación del agua y la proliferación de algas son comunes, por lo que es necesario un control constante del pH y la cloración. En invierno, aunque las temperaturas no bajan demasiado, las lluvias frecuentes pueden llenar las piscinas de hojas y suciedad, lo que requiere una limpieza regular. Además, la salinidad del aire, debido a la proximidad al mar, puede afectar los componentes del sistema de filtración. Por todo esto, mantener una piscina en Málaga requiere un esfuerzo constante para asegurar que se mantenga limpia, funcional y en condiciones óptimas durante todo el año.